Archivo del blog

jueves, 23 de febrero de 2017

CUENTOS PARA APRENDER A APRENDER

"Los cuentos no estan hechos para dormir a los niños, sino para despertar a los adultos"  (Francois Vallaeys)




Los cuentos no son solo para los niños...Con el cuento los niños abren los ojos de su imaginacion y para nosotros es un espejo de nosotros mismos porque la resoluci´on del relato no esta en el cuento, sino en nuestro interior. Adem´as, es una forma de hacer presente al niño interno que llevamos dentro y que tan olvidado tenemos. Rescatar a nuestro niño interior es fundamental para ser feliz, para fortalecer el amor a uno mismo, para recuperar nuestra parte sabia, intuitiva, inocente. La parte mas conectada con la energia superior. Con ´el, podemos impulsar nuestra evolucion para ser mejor y transformarnos en la mejor version de nosotros mismos.

Todos tenemos un "niño interno herido ", lo llevamos desde la infancia. Es nuestra parte mas vulnerable y si no la sanamos, nos har´a jugarretas en la vida en nuestra edad adulta, en forma de rabietas y pataletas que no sabemos de donde vienen y es nuestro niño interior herido el que esta tomando las riendas en ese momento.

La clave para ver y sanar esto esta en nuestra infancia. Alli esta la clave para entender como somos y porque pensamos y, sentimos y nos comportamos de la forma que somos. Mirar al niño interior nos asusta, porque es doloroso pero es de vital importancia hacerlo si queremos ser felices, emocionalmente sanos y equilibrados.

Si liberamos el dolor que se ha quedado bloqueado en el niño interior herido conectaremos con el niño interior aut´entico y podremos desarrollar todo el potencial que llevamos dentro y no llevaremos las circunstancias del pasado como un lastre.




Una bonita forma de mirarnos a nosotros mismos son los cuentos. Un buen amigo mio me hizo llegar un libro que me encant´o.  Os invito a leer este libro. Se titula  "Cuentos para aprender a aprender" del autor Jose Maria Doria.  En ´el, el autor ha incluido varios relatos con los cuales nos invita a reflexionar sobre nosotros mismos.





Cada dia al azar elijo un cuento, mi lecci´on del dia y medito sobre ella, y aprendo...porque el espiritu del niño en nuestra parte adulta consiste en eso...en seguir aprendiendo siempre... y me gusto tanto que quiero compartir con vosotros los relatos que hay en ´el. 

Hoy el " AZAR" ha querido que leyera este que os pongo a continuaci´on, y que sabio es el "azar" pues me viene como anillo al dedo en este momento de mi vida. Lo comparto con vosotros pues toda la informaci´on que llega a nosotros es para compartirla y para que nos sirva a todos. 


Con todo mi cariño para vosotros


EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO

Un día se presentó ante un anciano que tenía fama de sabio, un joven 
con aspecto atribulado que de forma apresurada le dijo:
“Maestro, estoy desesperado, me siento tan miserable que me faltan 
las fuerzas para emprender cualquier cosa. Pienso que no sirvo para 
nada y que mi vida es un fracaso. En realidad, nadie me escucha ni 
aprecia la buena intención de mis palabras. Me han dicho que vuestros 
remedios y enseñanzas son muy especiales. Estoy dispuestos a serviros 
en lo que necesitéis, pero por favor, guiadme, a la solución de mi 
problema. ¿Qué puedo hacer?” 
El anciano, sin casi mirarlo le dijo: “Cuánto lo siento, muchacho, no 
puedo ayudarte ya que primero debo resolver mi propio problema. 
Quizás después...” Y haciendo una pausa agregó “Si quisieras ayudarme 
tú a mí, yo podría resolver mi asunto con más rapidez y después, tal 
vez podría de ayudarte”.
”De acuerdo Maestro”, contestó el joven con un rayo de esperanza, 
¿”qué puedo hacer yo por ti”? 
El Maestro quitándose el anillo que llevaba en el dedo pequeño de la 
mano izquierda se lo entregó al muchacho y le dijo: “Este anillo debe 
ser vendido para pagar una deuda. Vete al Mercado y trata de obtener 
la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. 
¡Vete cuanto antes y regresa con esa moneda lo más rápido que 
puedas!”.
El joven tomó el anillo y apenas llegó al mercado, empezó a ofrecerlo a 
las gentes que al principio lo miraban con interés, hasta que llegado el 
momento en que el joven pedía una moneda de oro, se desencantaban. 
Algunos reían, otros se daban media vuelta. Tan sólo un viejito fue tan 
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de 
oro era muy valiosa para entregarla a cambio de ese anillo. En afán de
ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, 
pero dado que el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una 
moneda de oro, rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el 
mercado y sintiéndose abatido por su fracaso, regresó a la casa del 
sabio mientras se decía apesadumbrado: 
”Si aunque sea dispusiera de una moneda de oro, se la entregaría 
inmediatamente al anciano”.
Entró en la habitación y dijo: “Maestro, lo siento, no es posible 
conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres 
monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto 
del verdadero valor del anillo”.
”Que importante lo que dijiste, joven amigo” -contesto sonriente el 
maestro-. “Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve 
al mercado y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile 
que quieres vender el anillo y pregúntale cuanto da por él. Pero no 
importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo”. 
El joven acudió raudo a un joyero, el cual examinó el anillo a la luz del 
candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
”Muchacho, dile al Maestro que si lo quiere vender ya, no puedo darle 
más de 58 monedas de oro por su anillo”. 
¡¡¡¿”58 monedas”???!!! -exclamó el joven.- “Sí”, replicó el joyero, “ya sé 
que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero si 
la venta es urgente...” 
El joven corrió emocionado a casa del Maestro a contarle lo sucedido.
“Siéntate” -dijo éste después de escucharlo-
“Tú eres como este anillo: Una joya, única y valiosa. Y como tal, sólo 
puede evaluarte un verdadero experto”.

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su 
mano izquierda.
El muchacho se alejó de la casa sonriendo, mientras una parte muy 
profunda de sí mismo le decía:
¿”Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu 
verdadero valor”? 

RECUERDA SIEMPRE TU GRAN VALÍA


Te dejo con tus reflexiones....






No hay comentarios:

Publicar un comentario