El sentido del tacto es primordial. Es el que nos permite disfrutar de una caricia, de la calidez de los rayos del sol, la frescura del viento e infinidad de senciones agradables. Tambien nos protege contra sensaciones que nos pueden producir dolor.
Cuando nuestros antepasados , el homo Erectus, libero las manos para empezar a caminar exclusivamente sobre la planta de los pies, se prudujo un enorme salto evolutivo porque pudo comenzar a percibir los objetos, sentir su forma, y ahi el ser humano comenzo a descubrir el sentido del tacto.
Los seres humanos necesitamos tocar y ser tocados tanto como podemos necesitar comer, vestirnos, beber o cualquier otro acto básico. De hecho, su importancia es tal que puede influirnos a nivel psicológico o en nuestra conducta futura y, además, nos es necesario a lo largo de todas las etapas de nuestra vida.
Cuando nace un niño, por ejemplo, es lógico pensar que, al principio, los sentidos de la vista y el oído tardarán aún un tiempo en desarrollarse del todo; en cambio el tacto no. Éste es, prácticamente, el primer medio de comunicación con su entorno inmediato. Un bebé percibe en seguida hasta que punto es deseado a través de la calidad del contacto que recibe de su madre. Este contacto inicial será, entre otras cosas, el que le transmitirá información sobre él mismo, sobre los demás y sobre la vida en general. Es una forma muy efectiva de transmitirles felicidad y bienestar.
El sentido del tacto no sólo es importante para el bebé. Durante nuestra infancia y adolescencia también juega un papel predominante. Crecer en un ambiente frío y distante, con poco o ningún roce, nos puede marcar tanto física como psicológicamente. La cantidad y calidad del contacto que recibimos durante nuestra vida influirá sobre nuestro carácter, en nuestras futuras relaciones con otras personas, en nuestro desarrollo y vigor físico y mental, en nuestra capacidad para soportar el estrés y el dolor e incluso en nuestra forma de combatir la enfermedad.
Por último, nos preguntaremos como puede influir el tacto en las personas mayores. Éstas representan el porcentaje de población más aquejado de enfermedades y dolencias y también suelen ser los más carentes de tacto a nivel emocional. En la sociedad en que vivimos actualmente, cada vez hay más ancianos que viven solos; esto implica que sobreviven desatendidos física y emocionalmente, que soportan solos sus dolencias, su propia degeneración física y su soledad al fin y al cabo.
El sentido del tacto, posiblemente, sea el último en desaparecer, por lo que es especialmente eficaz con las personas mayores para combatir muchos de los dolores que padecen, como también para combatir la depresión, los sentimientos de angustia y la soledad.
Jesús de Nazaret, el mismísimo Hijo de Dios, teniendo el poder y la capacidad de sanar cualquier enfermedad incluso a la distancia insistía, generalmente, en tocar a los enfermos para sanarlos. El tacto no solo es terapéutico, es especial, es afectivo y genera un vínculo que canaliza fuertemente las intenciones de sanar del terapeuta y las de ser sanado del enfermo. La terapia más antigua encaja perfectamente con la concepción más moderna de la medicina, por eso tenía razón Hipócrates al decir: “Los médicos deben adquirir experiencia en muchas cosas, pero sobre todo en anatripsia, el arte de la fricción.”
EL PODER DE LA INTENCION
Pero el sentido del tacto es mucho mas que una herramienta de conocimiento de lo externo. Es una importante herramienta de sanacion, un metodo natural para proporcionar salud y bienestar, una poderosa herramienta de sanacion.
Aplicamos nuestra mano en una zona herida, si nos duele la cabeza frotamos nuestras sienes y esto nos alivia el dolor. Si nos caemos y nos hacemos daño en alguna parte tambien llevamos las manos a esa zona y se podrian citar muchos ejemplos mas.
Con estos movimientos incoscientes y naturales utilizamos el tacto de manera intuitiva para aliviarnos. Estos movimientos se fueron transformando en tecnicas terapeuticas siguiendo un objetivo que ha permanecido durante los siglos: eliminar y atenuar el dolor.
Muchas terapias utilizan la energia de la intencion y la energia del Amor. Esa energia se transmite a traves de nuestra piel, de nuestras manos y el contacto con el otro. Tambien en el masaje ocurre algo parecido. Transmitimos esa consciencia e intencion al cuerpo de la otra persona, de igual forma que podemos transmitirnosla a nosotros mismos.
En masaje, aparte de conocer la fisiologia de musculos y huesos existe la intencion en el momento de proporcionar el masaje al paciente, sobre todo el respeto y pedir permiso a nivel enrgetico e incluso directamente hablandolo con el paciente.
El acto de tocar es como cualquier otro mensaje que enviamos y puede provocar tanto reacciones positivas como negativas.
Existe una red de neuronas que interpreta la comunicacion emocional del tacto. Esta red de neuronas es independiente de las neuronas del tacto y se activa solamente cuando perciben amor, cariño, ternura, etc. Es la intencion la generadora y la red nerviosa y neuronal la portadora de la emocion que queremos transmitir: ternura, cariño...
Con todos estos argumentos se pˋuede asegurar que mientras el hombre tenga manos las va a seguir usando para curar a través del contacto; porque funcionó siempre y está funcionando, es muy probable que lo siga haciendo. De igual manera la persona promedio exige mucho menos explicación. Lo unico que nuestros pacientes necesitan para aceptar el masaje como terapia es que les digamos: “Recuéstese boca abajo, por favor”.
Tus caricias me nutren, me llenan de vida.
Mis caricias llevan en mis manos la intencion de darte vida.
Igual que yo vibro en mi.
Cada una de ellas es un mundo en si.
Con tus manos y tu amor, la caricia base de la alquimia
La magia pura que da mi piel, si a mi piel. Vida...la mia.
Juan Aparicio
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